El pasado día once de febrero celebramos nuestra comida mensual. El lugar fue el Hotel Convento la Magdalena, en hacienda la Magdalena de Antequera, junto al campo de golf: Antequera Golf.
En un marco de severa belleza, en el interior de un convento restaurado de forma magnífica, comimos de forma excelente.
La jornada comenzó para algunos a las once de la mañana que a pesar de la lluvia tuvieron la fortaleza suficiente para jugar una partida de golf.
El Convento cuidadosamente rehabilitado es una edificación que tiene sus orígenes en 1691 y su terminación en 1698. Los franciscanos descalzos de San Pedro de Alcántara fueron sus constructores, y realizaron las obras sobre los terrenos que ocupaba una pequeña capilla erigida en 1584, en honor de Santa Magdalena, por unos eremitas que ocupaban unas cuevas cercanas. El convento construido en fábrica de tapial está zunchado con sillares de piedra y grandes partes de fábrica de ladrillos.
El acto se celebró en un comedor acristalado con grandes vistas a la sierra, y en un ambiente muy calido que contrastaba con el frío exterior.
La comida comenzó con unos entremeses, siguió con medio bogavante gratinado, un plato de arroz con gambas y un tercer plato de chuletón o rodaballo, y para acabar: un exquisito postre de dulce de chocolate y helado. La comida fue regada con un buen vino de rioja.
A los postres tomamos el café en un tablao flamenco, en el que se nos ofreció un espectáculo de baile. Posteriormente algunos compañeros hicieron sus pinitos con un Karaoque.
Al final de los actos, el Director del Hotel, amablemente nos acompañó en una visita a la totalidad del edificio: claustro, iglesia, comedores, habitaciones y zona de piscina climatizada, spas, saunas y zonas de masaje. Un lujo de lugar, para unos días de descanso.
Nuestro anfitrión Enrique López de Uralde ha puesto el listón tan alto, que es casi es imposible de superarlo. Agradecemos las atenciones que gracias a él nos ofrecieron .
Como novedad, tuvimos la satisfacción de gozar de la compañía de nuestro compañero y amigo José Lionello Jaime, que se desplazó desde Madrid para acompañarnos.
Por último, agradecer a nuestro amigo, Eugenio Vargas-Machuca, su inestimable colaboración en la obtención de las fotografías, que acompañan a nuestra crónica y, que puntualmente son realizadas y publicadas como recuerdo fehaciente de nuestros actos sociales.
Un abrazo a todos
Pandilla Zarco
